COMUNIDAD DE NIÑOS «LA SAGRADA FAMILIA»

Este proyecto busca mostrar la realidad de muchos albergues de nuestro país ya que muchos de estos lugares, a pesar de no contar con los medios económicos necesarios, logran sacar adelante a muchos niños que han sufrido diversas formas de maltratos. Para eso, se tuvo que visitar el albergue por un mes y prácticamente convivir con esos niños y con las personas que los supervisaban.

Supuestamente un albergue debe estar en buen estado; es decir, tener la infraestructura adecuada tanto para los niños como para las instalaciones de necesidad básica como la cocina, los servicios higiénicos, los cuartos, entre otros; y tienen los medios económicos suficientes para solventarse pero la verdad es que no es así para algunos albergues, muchos de ellos se encuentran sin apoyo por parte del estado o de alguna organización, como es el caso del albergue en mención. En este lugar se alojan más de mil personas entre niños y jójhloi.jpgvenes de distintas edades que varían entre uno y diecinueve años, es un lugar muy grande y suficiente para los niños  que están ahí; además de ello, este lugar también funciona como institución educativa, por lo que el lugar está lleno las veinticuatro horas del día. Y a pesar de no contar con las mejores comodidades, ellos están muy felices viviendo ahí.

Los niños que no viven en el albergue llegan al colegio a las ocho de la mañana, entran a clases, al medio día almuerzan,  retornan a clases y a las dos de la tarde están regresando a casa; mientras que los que viven ahí se levantan a las seis y media de la mañana, tienden su cama, algunos se turnan para ayudan a poner la mesa para el desayuno de las siete y media, regresan a sus cuartos a asearse y luego a las ocho de la mañana están entrando a clases hasta el media día que almuerzan, luego salen de clases y hacen sus tareas en la biblioteca, casi al finalizar el día se ponen a jugar hasta la hora del lonche y luego se acuestan para hacer la misma rutina el día siguiente.

Este espacio, como ya se mencionó anteriormente, no cuenta con los medios económicos necesario, no hay ninguna organización que apoye a este albergue; es más, el Estado ni siquiera lo considera como tal debido a que para ello deben cumplir ciertos requisitos. El único apoyo que reciben es por parte de un sacerdote que les dona mil soles semanalmente
y a cambio pide que los niños asistan a misa todos los domingos en  la mañana. Además, cuando hay actividades dentro del colegio, los niños que viven en el albergue aprovechan para vender algunos dulces y poder utilizar esa ganancia en lo que haga falta.

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La única manera de poder apoyar a este lugar es acercándose, puesto que no cuentan con alguna página en Facebook o alguna cuenta bancaria por lo mismo que algunos de los niños que viven ahí están pasando por procesos judiciales por el maltrato que recibieron o lo que es peor, algunos de ellos se están escondiéndose de su(s) agresor(es).

ESCRITO POR: Amado Riveros, Alejandra.

 

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